martes, 2 de abril de 2013

LOS CUATRO ACUERDOS


Resulta inquietante y a su vez tranquilizador escuchar las palabras contenidas en Los Cuatro Acuerdos. Un audio cuyo valor fundamental se encuentra en el pensamiento edificante que plantea. El contenido parte de cuatro acuerdos para la construcción de mi proyecto personal.

Cada uno de nosotros tiene un capital cultural que permite la confluencia de saberes, creencias y prácticas, todo ello junto, permite hablar de cultura. Creo que la anterior frase podría resumir el capítulo inicial: las ilusiones individuales que, juntas, conforman el espíritu del mundo. Un primer corte que recuerda mucho a aquella canción que afirmó alguna vez que la vida es sueño. Vengo a la tierra. Como regalo supremo, la vida. Y si yo, personalmente, tomo prestada la frase de la vida es sueño, diría que todo ese palpitar del mundo es ese gran pacto que se podría llamar cultura.

Cada uno de nuestros proyectos individuales forma un todo que el autor denomina cultura o espíritu del mundo. Ese gran proyecto que tomó mucho tiempo construir y del cual nuestros antepasados son artífices. Sí pienso en cada ladrillo que constituye un edificio, si pienso en cada herramienta que se ha creado, debería concluir que es gracias a ella.

Por otra parte está el lenguaje como artificio. Herramienta que, marcada una intención, me permite influir en los demás y en mis propios actos. Pero para conseguirlo, la palabra debe ser cuidada y otorgarle el valor que quizá antaño tenía.

Para facilitarnos el camino, Los Cuatro Acuerdos, suman un conjunto de estrategias para el buen vivir. Me permito recordarlos:

1. Se impecable con las Palabras.
2 No tomes nada personal.
3. No hagas suposiciones.
4. Haz siempre lo máximo que puedas.

Somos un centro y frente a nosotros están los demás, a quienes podemos respetar luego de respetarnos a nosotros mismos. Valorar la palabra significa, entonces, darle el lugar que merece como herramienta que permita una transformación. Todo texto está marcado de un cierto modo que permite llegar a los otros de acuerdo a una intención. Así, en mis actos cotidianos puedo aplicar aquellas máximas para encauzar mis sueños y anhelos.

En sé implacable con las palabras me habla de claridad para encauzar mis actos. Toda palabra canalizada adecuadamente me permite obtener un resultado que se traduce en actos. Diría piensa bien y acertarás.

No tomes nada personal ve las palabras como una semilla que germina para bien o para mal. Afirma algo como no te creas todo lo que los demás piensan de ti. Cada cual tiene el derecho a una ruptura que le permita reinventarse. Volver sobre los pasos para germinar el nuevo sueño.

Sí la imaginación vuela alto que sea para bien. No hagas suposiciones nos permite entender que muchas veces partir de prejuicios nos impide establecer un vínculo fuerte en las relaciones. Preguntar siempre evitará malos entendidos, diría.

Cada uno le da sentido a sus actos y con la satisfacción de poner el mejor empeño se logra sacar tiempo para todo. Trabajar es importante, pero también lo es descansar. Hacer siempre el máximo esfuerzo me habilita para establecer un criterio propio sobre mis fortalezas y así mismo me ayuda a valorar el tiempo que se ha empeñado en una tarea.

Deja reproducir buenas semillas y los frutos vendrán por sí mismos.

Por: Carlos Payeres, Comunicador Social.

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