UN BUEN PROPOSITO, UN BUEN COMIENZO
Cuando hablamos de un
proceso de cambio, debemos entender que en el contexto del mismo hay dos
palabras que son la base para que éste se realice. Una el “proceso” que nos
está diciendo que no se trata de apretar un interruptor y automáticamente la
lámpara se enciende. Si somos conscientes del proceso, debemos aceptar que se
requieren unos pasos, unas fases que conducirán al resultado final. La otra es “cambio” que nos está
diciendo “hay algo nuevo, algo diferente que se está gestando, que se está
dirigiendo a lo que queremos.
Es en este sentido que me
parece muy interesante el haber iniciado el taller por estos temas de los
cuatro acuerdos pues para iniciar debemos darnos un golpe, como cuando se le
lanzó la pelota a un participante. Para
iniciar debemos despertar pues hemos venido transitando por la vida con el
automático activado, siempre echándole la culpa a cosas externas de lo que nos
sucede, buscando la respuesta fuera de nosotros.
Sabemos que detrás de la palabra
está el pensamiento, pero no somos conscientes de él cuando hablamos. Es por
eso que no nos damos cuenta del impacto que estamos produciendo tanto en nosotros
mismos como en los demás cuando lanzamos palabras inoportunas, en tonos no convenientes o salidas de todo
contexto. Queremos un cambio en nosotros pero estamos impidiendo que éste se dé
al no utilizar la impecabilidad en la palabra.
Esto nos lleva en muchas
ocasiones a juzgar “erróneamente” y en especial a ver en el otro que “no es parte
de mi mismo”, se nos olvida que somos
parte de un todo. Vemos al otro como
alguien que quiere hacernos daño, y nos sentimos muy mal cuando lo tomamos como
algo personal y así formamos un circulo
que nos impide el cambio que queremos.
Cada persona al hablar esta
influyendo en la percepción que el otro va a tener de ella. Nuestras palabras son nuestra carta de
presentación. Que podemos decir cuando estamos en el rol de docentes? Allí es
aún mas grave. Nadie puede dar de lo que no tiene, por lo tanto lo que hacemos
en esa labor no es auténtico y si no es
autentico no es ético …de ahí la razón fundamental para aplicar estos cuatro
acuerdos con nosotros mismos y no creernos como dice Cornejo “producto
terminado”. No podemos predicar y no aplicar. No solamente es importante saber
que existen esos cuatro acuerdos. Se hace necesario pasar de la mente al corazón , de lo
conceptual a la práxis pues de lo contrario seguiremos siendo no auténticos
no éticos, solo loritos repetidores de algo que no llevamos en el corazón. De ahí el cuarto
acuerdo: buscar cada vez mas la excelencia.
Recordemos que la palabra
bien dicha y oportuna abre cualquier
puerta, el no sentirme aludido me da reconocimiento de mi valía personal, el no
juzgar me lleva a reconocer la valía del otro, y al hacer las cosas cada vez
mejor me llena de alegría
Estoy deacuerdo contigo Gildardo, la coherencia e impecabilidad en nuestras palabras son el motor que permite aquella transformación que anhelamos y que nos hizo hacer parte de este proceso. Proceso que ha sido muy enriquecedor para mi y creo que no soy la única. Buena vibra y mañana nos vemos.
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